viernes, 13 de abril de 2012

La cara y la cruz

Por eso me leías, para aumentar tu ego ya de por sí magullado, no para apreciar la belleza del arte. Seguramente no entiendes mucho de arte, quizá seas demasiado mediocre para apreciarlo.
Solo te preocupa largarte, salir corriendo y salvarte de lo que sea que tengas que salvarte y te dio igual a que o quien dejabas detrás.
Si me oías llorar te reías y me despreciabas porque fuiste incapaz de apreciar la belleza que contiene el dolor. Por ser incapaz, ni siquiera pudiste sentir compasión y una vez mas, saliste corriendo.
Cuando yo chillaba tapabas tus oídos y solo escuchabas tus pensamientos, fuiste incapaz de hacerme callar, de razonar mis miedos con verdades que hubieran sido - entiendo - aplastantes. Y no digo CALLAR mis miedos, digo RAZONAR, por si acaso te pido demasiado.
Nunca te importó la belleza de un te quiero, la sensibilidad de una caricia echa en el momento perfecto, lo bonita que era la calle por la noche si la llenábamos tu y yo con nuestras luces de colores, mi amor daba para eso y mas. Nunca te importó nada de eso, tan perdida que jurabas estar. Y si tengo que ser sincera, a mi me gustabas mas perdida, parecías mas real. Aunque quizás entienda porque luces tan distinta, pero ya me de igual.
Solo te importó sanearte y tener con quien calentarte las frías noches, así olvidabas que no te conoces , que muy pocos saben quien eres en realidad, que estas completamente sola en estas 4 paredes que crees que te protegen. 
Por mucho que corras no vas a poder salvarte de ti misma, querida.

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