viernes, 5 de octubre de 2012

Fe

Estoy escalando la cima mas alta del mundo. Cada día lucho contra el frio, el miedo y el dolor de mis pies. Poca gente encuentro en mi camino, esta demasiado alto  y todos prefieren quedarse a bajo comiendo caliente. Pero no me siento sola, solo estoy agotada. 
Cansada de tempestades arrolladoras que parece que quieren tumbarme.
A veces oigo las voces de los que me esperan a bajo; voces de ánimo. Pero yo tengo ganas de detenerme y chillarle al vacío : - ¿ Porque, joder. Porque ?. Pero hará eco, y no me interesa. Quizá me pare. Pero solo unos minutos para inhalar el poco oxigeno que hay aquí arriba. Después colocare un pie detrás de otro , seguro que así camino. Cuando construya mi campamento lo hare de cemento, aunque agote las pocas energias que se que me quedan. 

No importa el frio , el agotamiento, los miedos,las preguntas sin respuesta. Hay algo dentro de mi que me impide parar. 
Solo tengo que llegar arriba y seguir andando aunque la nieve cubra mis pies. A paso lento pero firme, y si a veces no puedo saborear este precioso paisaje se que cuando sea capaz de verlo sera maravilloso. También sé que lo que me espera en la cima es lo mas bonito que nadie jamás vio. O por lo menos, eso es lo que quiero creer.

Una noche de luna llena.

Pasó de golpe. 
Subió ese sentimiento que tanto me empeño en evitar.
Me inundó, como un tornado destruyendo todas mis máscaras, tan bien talladas al paso de los años y las cicatrizes de amores perdidos. Ya no me acordaba de esta sensación y no pude moverme. No podía mirarla. Y si tanto amor se notava? Como si hubiera un hilo transparente eléctrico conectado a ella, o algo así.
Pero buscaba la luz de sus ojos, me sentía desnuda de cabeza a pies. 
Así que me fui a la cama y dejé que todos esos sentimientos me absorvieran libres de miradas intrusas. Acabo de penetrarme, entrando por mis entrañas, corriendo por mi sangre. Era como un motor sin frenos porque esta vez no quise activarlos. Aún así , no podía sonreír. No sabía como canalizar ese huracán interior y me limite a esperarla, no quería trabajar mas. Quería que me salvara, que me distrajera con sus besos dulces.  Y como de costumbre, esta vez tampoco me fallo. La oí abrir la puerta. 
- Estas bien pequeña? Si. La abrace, me acurruque en sus brazos protectores y intente con todas mis fuerzas traspasarle toda esa energía que recorria mi cuerpo, la parte que había guardado para ella. 
Me sentí mejor. Entonces empeze a sospechar que ese sentimiento no podía exteriorizarlo, es demasiado fuerte. 
No me deja sonreír. 

La sonrisa mas plena.

Y me doy cuenta de todo al observar la estancia. Los cubatas reposan medio vacíos en la mesa, alguien le ha puesto mute en la televisión y un niño duerme profundamente tapado con una manta. Estamos a quilómetros de mi casa y con tan solo dos pasos se llega a un huerto que alguien cuida con mucho cariño. Dos mujeres hablan de momentos que yo no he vivido y esperan que escuche atentamente y me implique en una conversación que no va conmigo. 
Lo intento, pero soy incapaz. Las palabras se atrapan en mi cabeza pero no fluyen hacia mis labios y prefiero permanecer callada. Es sorprendente que alguien como yo no diga nada. 
Es la primera vez que me pasa. Quizá es el ambiente, puede que este vodka ya ni me haga efecto, quizás el amor haga que mi cerebro se vuelva pequeño y se oprima y solo piense en una cosa: En ella.
Así que aquí estoy, atrapa en una casa, en Igualada. 
Es extraño. Me observo desde fuera y no se como definirlo.
¿ Realmente este es mi lugar? Es donde quiero estar? 

Llega mi novia y ve mi cara sombría, me muestra la sonrisa mas plena que haya visto jamás y entonces se que todo esto vale la pena. 
No se porque la quiero, pero la quiero.