martes, 19 de junio de 2012

El niño del pelo rubio.


El quería volar. Pero su padre le pegaba las alas a su espalda. Le decía que tenia una reputación que mantener y que tener alas era ser diferente. Así que el niño del pelo rubio callaba y se sentía como un bicho raro. Pero sabía que si no salía volando y ocultaba quien era entonce sería normal.


Un día, en el instituto, conoció a una chica y se enamoro perdidamente. Empezaron a verse un día tras otro y el niño rubio cuando estaba con ella se sentía feliz. 
Se llamaba Amapola y tenía el pelo largo y negro como la oscuridad y unos ojos azules penetrantes y inteligentes. La amaba, pero tenia una preocupación : No quería desnudarse delante suyo porque vería sus alas y el tenía la absoluta certeza de que si las veía, le dejaría. Así que siempre estaba con sus excusas: 
-No estoy preparado para esto, mi amor. Y la abrazaba, calmando su ansia. Pero su alma iba pudriéndose y solo se satisfacía con su mano derecha mientras la imaginaba desnuda. 


Todo funcionaba bien en casa, los negocios de su padre iban bien y cada día se hacia mas rico y famoso. Y el niño del pelo rubio vivía así, escondiendo sus alas y su relación. Y cada día estaba mas enamorado de ella. Cuando estaban juntos no le hacía falta fingir que le importaban el dinero y los negocios. Con ella podía soñar despierto, hacer locuras y pintarla en cuadros.
Un día en que habían quedado en la explanada de siempre el quería hacerle una sorpresa, así que llego una hora antes y cogió las flores favoritas de amapola y se escondió. Cuando la vio llegar aguardo en su escondite admirando tanta belleza, ese pelo negro, esa pureza. Hasta que sucedió. Vio como Amapola se convertía en una Águila dorada que volaba libre por el campo en busca, supuso, de él.
Se quedo quieto sin poder moverse del shock. No entendía nada. 
Cuando pudo andar, cogió el ramo y lo tiro al suelo. Lo pisoteo, llorando. Y le grito:
 - Yo no quiero salir con un bicho raro como tu! Y se fue dejándola con la palabra en la boca. 
Amapola cogió sus flores y las mojo con su llanto. Nunca antes le habían roto el corazón. 


Cuando el niño del pelo rubio llego a su casa se maldijo a si mismo y a su padre. Se odió, odio amarla y rompió el cristal en el que se vio reflejado a pedazos.


Pasaron dos semanas larguísimas para Amanda. El chico del pelo rubio no se había presentado al instinto y ella no se atrevía a ir a buscarlo. No podía renunciar a ser una Águila... era su naturaleza. 
Así que cada tarde lo esperaba en su explanada sin tener ya con quien contar estrellas, ni con quien posar mientras reían a carcajadas. Pero aunque estuviera triste ella seguía desplegando sus alas, buscándole. 
Hasta que un día apareció a las siete en punto. Se había cortado el pelo, lucía distinto y tenía una expresión extraña en el rostro, como si hubiera crecido diez años de golpe. 


- Que coño eres ? Fue lo primero que le dijo.


Amapola se estremeció con esos ojos oscuros que la miraban. Le atraía demasiado, joder.


- No lose. Nací así y ya esta. No he contado nunca nada a nadie porque no me gusta que me digan que soy diferente, creo que no existe nadie mas en el mundo que haga esto, pero me da igual lo que piensen los demás porque cuando vuelo me siento llena, poderosa y feliz. Si no lo entiendes, te pido que lo respetes y te largues de aquí. Eres el amor de mi vida pero no voy a renunciar a volar por nadie. 


El la miro con unos ojos brillantes llenos de amor y una admiración que quería ocultar.


- Mira Amapola - Le dijo mientras se iba desabrochando los botones de su blusa - Me he pasado muchos años engañándome a mi mismo diciendome que era quien en realidad no era. Cuando te conocí descubrí que podía ser yo mismo con alguien sin disfraces y nunca había sonreido tanto en toda mi vida. Cuando vi que volabas me asusté y me fui de aquí para intentar olvidarte pero no he podido, se que estamos predestinados. 
Finalmente me he dado cuenta que me da igual lo que seas, lo que sea yo. Si esta bien o esta mal. Pero no voy a renunciar a ti. 


El niño rubio desplegó sus alas blancas y se posó junto a ella. La abrazo con esa fuerza del que se ha quitado un gran peso de encima y hizo el amor por primera vez en su vida. Cuando acabaron y respiro el humo de un cigarro se dio cuenta que ya no tenía miedo. Amapola lo miró con unos ojos de admiración.
" Resulta que no soy la única que hace esto" . Le abrazo. Se dio cuenta que jamás en la vida había amado a nadie de esta manera. 
El niño rubio la tapo con su chaqueta y mientras se vestía le dijo:
- Espérame aquí princesa, hay algo que debo hacer.


Salió volando dejando atrás la mirada maravillada de Amanda. Cuando llego a casa vio a su padre enchufado al ordenador, como siempre. 


- Papa, quiero decirte algo.


Cuando su padre vio que no tenía las alas ocultas se levantó de la silla con un gran estruendo pero el niño rubio lo paro : 


- Déjame hablar por una vez en la vida, Papa.


Su padre se asustó. Su niño estaba creciendo de verdad.


- Mira, he conocido a la mujer de mi vida y me a enseñado que ser diferente no es malo, si no que lo malo es no aceptarse a uno mismo o la mierda que has estado haciendo tu todos estos años, negar a tu propio hijo. A partir de ahora voy a ser yo mismo te guste o no, voy a estar con ella el máximo de tiempo posible y voy a intentar ser feliz. Algo que por lo visto a ti se te ha olvidado hace mucho tiempo.


Adiós papa. Si me quieres de verdad ya sabes como encontrarme. Yo siempre te recibiré con los brazos abiertos.






Y se fue a buscarla, por fin libre. Como todos deberíamos ser.











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