Llegábamos puntuales a la entrada del gimnasio.Tocaba body combat y sonreíamos eufóricas. Íbamos de deporte pero guapas, como siempre. Las reinas del gim. Se notaba que era lo nuestro.
Como siempre la charla podía a la puntualidad y llegábamos a la clase retrasadas. Todos estaban en sus posiciones y nosotras cogíamos la parte del medio. Ni adelante, ni detrás. Empezábamos a dar puños y al principio era sencillo, mi cuerpo aguantaba. Iban pasando los minutos y el ritmo aumentaba, notaba a mi pecho jadeando. Me avisaba: Ei! no estas tan en forma para el ritmo que vas. Pero yo no podía evitarlo, tenia que darlo todo. Dábamos patadas al aire, aprendía a ponerme en guardia, ya sabía de que manera poner los puños. Seguro que ya nadie me gana en una pelea, pensaba a veces. Empleaba toda mi hiperactividad, toda mi energía, todo lo malo lo sudaba. Era yo y mi cuerpo en armonía. Saltando, gritando, bailando. Estaba metida en una nube, completamente concentrada en lo que hacía. Tan metida estaba a veces que me faltaba la respiración y tenía que parar sino caía redonda. Daba dos vueltas, bebía agua y volvía a la carga. Una vez superada esa linea volvía a ser yo con una renovada energía y los puños iban mas fuertes, la técnica mejoraba. Y mi sonrisa era inmensa. El sudor caía, los músculos dolían pero nada importaba mas que superar ese minuto, y el siguiente. Y dar el golpe aunque duela, y dar la patada. Todo poco a poco , paso a paso. Si se me colaba algún pensamiento negativo lo rechazaba con un puño, con una mirada al profesor o con un trago de agua isotónica.
Me giraba y te veía a mi lado, esforzándote de la misma manera, con esa cara de gozo y sufrimiento. A veces en el deporte extremo esas dos cosas van de la mano. Me sentía muy orgullosa de ti, sonreía y aún daba los golpes con mas fuerza.
Y de pronto, la clase acababa. Tocaban los estiramientos.
El sudor caía por todos lados, parecía que había salido de la bañera. Nuevamente, había aprendido dos o tres cosas nuevas que las iba a emplear mas tarde.
Parece mentira que repita las clases y en cada una aprenda algo nuevo,es fascinante.Pensaba.
Ya en la ducha me estudiaba, hacía un repaso de todas y cada una de las sensaciones que había tenido en esa hora y me daba cuenta que había momentos en que habría tirado la toalla porque mi cuerpo no estaba a la altura de mi cabeza. Tanto trote.. Pero sin duda la palabra NO PUEDO no existe en mi vocabulario y la satisfacción de terminar es casi lo mejor de todo.
Tenia la sensación que eso nos unía. Verte en situaciones tan puras, ayudándote cuando te faltaba el aire, dándote apoyo. Superandonos a cada abdominal, a cada jadeo. Me encantaban estas clases, me hacían libre. Nos juntaban en equipo. Hacían que me superara a mi misma. Pero sobretodo lo que me gustaba mas de todo era compartirlos contigo. Y el momento de paz que se siente por las cosas bien echas.
Eres una crack.
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