domingo, 8 de enero de 2012

Marta

Mis 20 años.
Una tarde calurosa, de un día cualquiera. Uno de esos tantos días que no tenia nada que hacer, los cuales eran muchos. Ese día, delante una cerveza, en la soledad de mi bar favorito ( el bar no es gran cosa , pero es el mejor ) me puse a pensar. Raro en mí, pero lo hice.

Me puse a pensar en Adriana, en mi rubia, en Nuria.. Bueno, en infinidad de mujeres que habían pasado por mi vida y me habían marcado, de una manera o de otra.
Seria absurdo contar que paso con cada una, pues aunque las cicatrices ( buenas o malas ) las siga llevando conmigo, en mi presente, ellas no son mas que un pasado, un pasado remoto que siempre intento olvidar y que no sé como, siempre consigo hacerlo.
Se el momento en que se quebró mi vida , se porque fue, aunque no me gusta poner culpables a absolutamente nada.

Siempre he ido de una mano a otra, amando a una y olvidando a la otra hasta que conocí a Adriana. Jamás sabre si fue amor real lo que nos unió o algo parecido a la obsesión, no lo sabre jamás. Aunque si sé que la quise y que ahora también, en distinta forma. Pero justo en ese momento me perdí, perdí mi rumbo. Empece a olvidar su dolor, nuestro dolor; con sexo. A abusar y convertir el arte de follar en una droga, de perderme demasiado ( digo demasiado porque la noche siempre me ha perdido) en una fiesta, el alcohol, las mujeres y el sexo.
Me perdí en ese camino y aun no se si he sabido volver. Desde ese día escogí el camino fácil y ahora , cuando todo va mal, siempre recurro a él, como si fuera la cura de todos mis males. Cuando una mujer me pide paciencia, la cual no tengo, recurro al sexo con las demás ( Claro, para olvidar que no quiere nada de verdad ). Cuando una mujer me dice las cosas a la cara y me hace daño, me emborracho y coqueteo con todo ser viviente para hacer daño. Vamos, el camino fácil. El sexo como cualquier solución posible. El sexo como un Dios.
Y amigos míos... Dios no existe.
Aunque algunas veces vueles al cielo, el sexo no es Dios. No lo cura todo, por mucho que a veces quiera creerlo así. Y infundir dolor a los demás por propia frustración no es ni sera jamás nada sano, mas que nada porque es vergonzoso y no hay otra palabra para definirlo mejor.

Cuando me terminé mi cerveza, acabó mi reflexión. Me levanté, fui a la barra con la intención de pagar pero el dueño del Bar ( no se su nombre y es mi bar favorito ) me dijo que hoy me invitaba.
- ¿ Mi día de suerte ? - Pensé. Y me fui para casa.
Ahí me esperaba lo de siempre; caras largas. Saludos de alegría fingida, ganas de no compartir sofá. Ante tal situación ( una no acaba de acostumbrarse del todo ) decidí que era jueves, que tenía ganas de ver a mi primo , que hoy había estupenda y que me iba de fiesta...
Cogí mi chaqueta y sin ninguna explicación abrí la puerta y me fui. Quizás no fue rebeldía en estado puro, fue rebeldía a lo que creía incomprensión.
Cuando llegué a casa mi primo el no me esperaba a lo que pique al interfono y le dije:
- Nene, nos vamos de fiesta. Vístete.
- A que se debe esta repentina intromisión si se puede saber?
- Tengo un día gris, demasiadas mujeres rondan hoy mi cabeza y quiero olvidar.
- Okey prima, 10 minutos. Me visto y rompemos la noche, como tu y yo solo sabemos hacer.

Sonreí. Mi primo tiene esa capacidad de sacarme sonrisas de las conversaciones mas banales con esa aura de Virgo típico en constante búsqueda de libertad pero sin esconder el apego que me tiene, la admiración de ser la mayor, el amor de compartir sangre, y las fiestas y conversaciones sobre ex hijos de puta.
Solo el saber que  esa noche iba a ser nuestra, ya me sentía un poco mejor. Así que fui a por otra cerveza al moro y espere esos 10 minutos de rigor ( solo lo alargó 5 mas ). El es de esos que siempre llega puntual, pero me da la sensación que se esta cansando de ser el único ( o casi ) del planeta. Eso pensaba yo, cuando bajó.

- ¿ Como voy ?
- Joder cari, estas muy bueno.
- Perfecto, vamos al sal y pebre.
Es muy irónico que esa noche, esa noche en que solo quería olvidar a las mujeres de mi pasado y no pensar en absolutamente nadie mas , conociera a la mujer que me ha echo entrar en un nuevo capítulo de mi vida. La mujer con que empezó todo. La mujer que me ayudara a empezar esta historia.

La primera vez que la vi estábamos yo y mi primo hablando, cubata en mano , entonandonos, malhumorados ( la discoteca estaba demasiado vacía ) y intentando bailar.Digo intentando porque la música no era precisamente una delicia, que digamos.
Entonces, la vi.
No era la primera vez, según supe luego. Pero no importa.
Porque para mi fue la primera vez que vi sus ojos, su alma, su manera de estar en el mundo, que la vi a ella.
Me atrajo su manera de estar perdida en el mundo real, su manera de moverse como si fuera ajena a todo y todos, como si nada fuera de ella misma importara.Sus ojos desprendían una profunda tristeza ahora ebria pero en ese momento ella estaba allí y para mi eso era lo único importante, lo demás daba igual.
Me pareció vulnerable, independiente, demasiado triste.. Como si todo su cuerpo pidiera ayuda, pero su voz no se atreviera a hacerlo. Después de un largo cruce de miradas, ella se acerco a mi.

- Hola Mire ( Sabía mi nombre??? )
- Hola - le dije. Como te llamas? Como sabes mi nombre?
- Me llamo Marta y se tu nombre porque desde hace días me he fijado en ti y quiero conocerte si tu me dejas, claro.
Eso me gustó. Me gustó que tuviera interés en mi cuando yo ni sabía que existía , no la conocía de nada.
No le respondí , simplemente la cogí de la mano y me la lleve a otra discoteca de al lado, excusándome con mi primo. Pero cuando se trata de ligues, nos entendemos y nos damos libertad. Es una de esas reglas no escritas. 
No se donde acabo el aquel día ( seguro que mejor que yo, o en una cama... que es ya es mejor que yo ) Pero bueno, yo acabe con ella , toda la noche, dejándome conquistar y conquistando yo también.
Estuvimos toda la noche en Arena ( Así se llama la discoteca ). Yo no dejaba de mirarla. Su mirada me atraía , me hipnotizaba, me volvía helada. Y mas tarde descubrí que su pasotismo, el poco respeto a sus sentimientos y a los míos me obsesionaba. Me dolía y me obsesionaba a la vez.
Esa noche le dí mi número ( no se cuantas veces me lo pidió ). Tuvimos sexo, no un buen sexo todo hay que decirlo.. pero unimos nuestros cuerpos, nuestras almas y esa fue nuestra primera vez.
Ella se fue a su casa prometiendo que me llamaría, yo prometiendo que la agregaría  y decidí que esa noche no acababa para mí, que me iba de after.
Allí estaba una gran amiga mía , una amiga sexual. Me acosté con ella, también. En su casa.
Aun creía que la solución a todo era el sexo, una barrrera al puto dolor. Y no creía que esa Marta , esa tía que apenas conocía, me abriría otra vez la puerta a los sentimientos.
A un mundo distinto al de solo sexo.
Que me recordaría que aún era capaz de amar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario